Un típico hombre machista se casó con una típica mujer hermosa y, después de la boda, puso las siguientes reglas:
“Estaré en casa cuando quiera, si quiero y a la hora que quiera y no espero ninguna molestia por tu parte.
Espero que haya una buena cena en la mesa, a menos que te diga que no estaré en casa para cenar.
Cazaré, pescaré, beberé y jugaré a las cartas cuando quiera con mis viejos amigos y no me lo tengas en cuenta.
Esas son mis reglas. ¿Algún comentario?”
Su nueva esposa responde: “No, por mí está bien.
Sólo tienes que entender que habrá s*x aquí a las siete en punto cada noche….
estés aquí o no”.