Un médico tenía una aventura con su enfermera.
Poco después, ella le dijo que estaba embarazada.
Como no quería que su mujer lo supiera, le dio una suma de dinero y le pidió que fuera a Italia a dar a luz.
“Ella le preguntó: “¿Pero cómo te voy a avisar de que ha nacido el niño?
Él respondió: “Envíame una postal y escribe ‘espagueti’ en el reverso.
Yo me haré cargo de los gastos”. Sin saber qué más hacer, la enfermera cogió el dinero y voló a Italia.
Pasaron seis meses y un día la mujer del médico le llamó a su despacho y le explicó,
“Querido, hoy has recibido por correo una postal muy extraña de Europa, y no entiendo qué significa”.
El médico respondió: “Espera a que llegue a casa y te lo explicaré”.
Esa misma noche, el médico volvió a casa, leyó la postal y se desmayó, sufriendo un infarto.
La ambulancia lo llevó a urgencias. La enfermera jefe se quedó para consolar a la mujer.
Le preguntó qué traumatismo había precipitado la parada cardiaca.
La mujer cogió entonces la tarjeta y leyó: “‘Spaghetti, Spaghetti, Spaghetti, Spaghetti – Dos con salchichas y albóndigas, dos sin'”.