Mientras paseaba por un bonito parque, se fijó en un hombre triste sentado en un banco.
A su lado había una persona diminuta tocando un pequeño piano. La mujer sintió curiosidad y decidió acercarse a él para preguntarle qué pasaba.
Le dijo: “Hola, qué músico tan mono tienes ahí. ¿Dónde lo has encontrado?
El hombre respondió: “Conocí a un genio que me dijo que podía pedir un deseo, cualquier deseo”.
“¿En serio?”, preguntó la mujer.
“¿Dónde lo encontró?”
“Me lo encontré mientras estaba de vacaciones en Egipto”, dijo el hombre, y sacó una pequeña lámpara de su mochila.
La mujer se estaba emocionando de verdad
“Vaya, ¿puedo probarlo?”
Por supuesto, pero espera…”.
El hombre no tuvo tiempo de terminar la frase cuando la mujer agarró la lámpara y la frotó enérgicamente.
Apareció un genio y dijo con voz atronadora: “Se te concede un deseo. Elija sabiamente”.
El hombre intentó intervenir: “Espera un…”, pero la mujer soltó de inmediato: “¡Deseo un millón de dólares!”.
De repente, un millón de patos aparecieron a su alrededor. El ruido de todos los graznidos a su alrededor era ensordecedor.
El genio se inclinó y desapareció dentro de la lámpara.
La mujer dijo: “Awh tire
Yo deseaba un millón de dólares, no un millón de patos. ¿Sabes qué? Creo que tu genio es duro de oído.
El hombre replicó: “Dígamelo usted… ¿De verdad cree que he deseado un pianista de 12 pulgadas?”.