Una sargento seductora

Los reclutas se llevaron una sorpresa cuando su instructor para el entrenamiento básico del ejército resultó ser una atractiva sargento.

Su ayudante, en cambio, era un corpulento veterano con nariz de halcón cuya mirada podía congelar el agua.

Al final del entrenamiento, la atractiva instructora felicitó a los reclutas y les dijo que si tenía algo que decirles, lo haría.

Dijo que si había algo que pudiera hacer por nosotros, sólo teníamos que pedírselo.

Desde el fondo, una voz gritó: “¿Qué tal un beso del sargento?”.

“Por supuesto”, respondió ella, levantando la mano para acallar las risas.

“¡Pero dejaré que mi ayudante se encargue de ello!”.