Tras dos años de matrimonio, la pareja sigue sin poder tener hijos, por lo que acude al ginecólogo.
El médico les pregunta:
“Díganme, ¿qué hacen por la noche?
El marido toma la palabra y responde con mirada y tono orgullosos:
“Cenamos, nos tumbamos en el sofá a ver la tele, nos besamos y luego nos dormimos”.
El médico continúa: “¿Y qué hacéis por la mañana?
Siempre es el hombre quien responde: “Por la mañana, nos levantamos, desayunamos, nos besamos y luego me voy a trabajar”.
“¿Y por la tarde?”
“Por la tarde, merendamos, volvemos a besarnos y a menudo descansamos”.
En ese momento, el ginecólogo se vuelve hacia la mujer y le dice: “Tiene que desnudarse y tumbarse en la cama”.
El médico sigue a la mujer hasta el sofá y le hace el amor delante de su marido, que observa sin decir palabra.
Finalmente, el ginecólogo vuelve a hablar con el marido y le pregunta:
“¿Así que entiendes cómo se hacen los bebés? ¡Esto hay que hacerlo todos los días!
El hombre guarda silencio unos segundos, mira al médico con seriedad y responde: “¡Sí, todo está claro doctor!”.
Entonces la pareja se levanta, paga, da las gracias y se marcha. Cuando ya me iba, el marido vuelve corriendo:
“¡Doctor, lo siento pero se me ha olvidado preguntarle algo importante! ¡¿Se va a casa o venimos aquí?!”.