Un ladrón irrumpe en una casa mientras sus moradores están fuera en una noche oscura.
Ansioso por ver qué puede saquear, empieza rápidamente a rebuscar en armarios y cajoneras, cogiendo objetos de valor con ojo experto.
De repente, oye una voz que sale de la nada. “Jesús te está vigilando”.
El delincuente se levanta de un salto, sobresaltado.
Tras unos minutos de silencio, asume que ha sido su imaginación y vuelve a volar.
Pasan unos minutos, antes de que de nuevo vuelva la voz.
“Jesús te está vigilando”.
Bastante confuso, el ladrón registra la casa y comprueba la puerta principal, pero no aparece nada tan inusual.
Finalmente decide moverse, y encuentra un loro, pero lo ignora.
Antes de que pudiera empezar a hacer nada, alguien vuelve a decir: “Jesús te está mirando”.
El ladrón se dio cuenta de que era el loro el que hablaba.
Se acercó al loro y le preguntó: “¿Me estás hablando a mí?
El loro respondió: “Sí”.
El ladrón no se lo podía creer. Así que hizo otra pregunta. “¿Cómo te llamas?”
“Ismael”, responde el loro.
El hombre se burló: “¿Qué clase de idiota llama Ismael a un loro?”.
El loro vuelve a hablar,
“La misma clase de idiota que llama Jesús a un Rottweiler.”